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El budismo comprometido es una respuesta viva al sufrimiento en todas sus formas, honrando la visión original del Buda en el contexto de un planeta que cambia rápidamente.
Al aplicar el dharma al activismo social, político y ambiental, el budismo comprometido encarna el principio de que el camino hacia el despertar es colectivo, práctico y profundamente compasivo.
Los principios de interconexión del budismo, no dolte, atención plena y simplicidad forman una base espiritual y ética para el ambientalismo.
Al alentar el respeto por todas las formas de vida y fomentar elecciones conscientes y sostenibles, el budismo permite a las personas y las comunidades a actuar en beneficio del planeta.
Si bien ambas religiones ven el karma como un renacimiento que rige el renacimiento y la consecuencia ética, el hinduismo vincula al karma con un alma duradera y un destino cósmico, mientras que el budismo enfatiza la intención, rechaza el alma y presenta la liberación como un fin del karma mismo, marcando el marco filosófico y práctico para el crecimiento espiritual y la vida ética.
El budismo humanista se trata sacar el budismo del monasterio y al mundo, transformando nuestras vidas y la sociedad a través de la vida consciente, compasiva y ética.
Al integrar la atención plena, la amabilidad, la vida ética y las responsabilidades sociales, no solo buscamos el crecimiento personal, sino que contribuimos activamente al bienestar de todos.
La influencia arquitectónica del budismo de Mahāyāna fue más fuerte en partes del sudeste asiático que eran los principales participantes en el comercio marítimo, tenían gobernantes que promovían activamente los ideales de Mahāyāna y fomentaron un alto grado de sincretismo religioso.
Esto dio como resultado complejos de templos monumentales y sincréticos que perduran hoy.
El budismo de Theravāda domina los paisajes culturales, religiosos y políticos de la mayoría del sudeste de Asia y los centros de la liberación personal y el monasticismo canónico de Pali;
Mahāyāna sobrevive predominantemente en Vietnam y entre las comunidades chinas, con ritual panteísta más rico, diversas escrituras y énfasis en el camino de Bodhisattva.
La intersección del budismo y la inteligencia de la máquina no es una curiosidad teórica, es un diálogo real y urgente.
A medida que las máquinas se vuelven más capaces y autónomas, debemos preguntar no solo qué pueden hacer, sino qué debemos hacer con ellas.
El estrés es una parte inevitable de la vida moderna, pero el sufrimiento no tiene que ser así.
A través de atención plena, meditación, vida ética y dejar ir, El camino budista ofrece no solo alivio del estrés sino una profunda transformación de cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con el mundo.