Brahma, como creador cósmico, juega un papel fundamental en la cosmología hindú, pero sigue siendo una figura paradójica, vital pero rara vez adorada.
Su historia refleja la comprensión hindú de la creación como un proceso transitorio y siempre renovador, reforzando la naturaleza cíclica del universo.
El siglo XVIII fue una era definitoria para el reino de Lan Na, caracterizado por el dominio birmano, la resistencia interna y la absorción eventual en el dominio siamés.
Mientras que Lan Na perdió su independencia, los eventos de este siglo prepararon el escenario para su posterior papel como región semiautónoma bajo el reino de Siam.
El Triple gema—Buddha, Dharma y Sangha, forman la base del budismo, ofreciendo orientación, sabiduría y comunidad a los profesionales.
Al refugiarse en estas tres joyas, los budistas se embarcan en un camino de autodescubrimiento, vida ética e iluminación final.
Los niyamas son las observancias personales en el hinduismo que proporcionan una hoja de ruta para la transformación interna, el crecimiento espiritual y la vida ética.
A través de prácticas de pureza, satisfacción, disciplina, autoestudio y rendición a un poder superior, los niyamas ayudan a las personas a cultivar una vida equilibrada, armoniosa y significativa.
Aparigraha, el principio de no posesión, es un aspecto atemporal y profundo de la ética y la espiritualidad hindú.
Fomenta una vida de simplicidad, satisfacción y generosidad, fomentando la paz interior y el crecimiento espiritual.
Los Yamas son el fundamento ético del hinduismo, ofreciendo sabiduría atemporal para vivir una vida justa y plena.
Al practicar la no violencia, la veracidad, el no robo, la moderación y la no posesión, podemos cultivar la paz interior, la integridad y el crecimiento espiritual.
Brahmacharya, aunque tradicionalmente asociada con el celibato y la castidad, abarca una ética más amplia de autodisciplina, moderación y enfoque espiritual.
Es un principio fundamental en el hinduismo que guía a los individuos hacia una vida equilibrada y intencional, alineada con verdades espirituales y valores éticos.
Asteya, el principio de no robo, es un valor atemporal y universal que trasciende las fronteras culturales y religiosas.
Pide una vida de integridad, respeto y satisfacción, fomentando un sentido de armonía dentro de uno mismo y en la sociedad.
Los sutras son el corazón de la literatura budista, encapsulan las enseñanzas del Buda y ofrecen una guía atemporal para la práctica espiritual.
Ya sea a través del estudio, la recitación o la aplicación práctica, comprometerse con Sutras enriquece la comprensión del budismo y apoya el camino hacia la iluminación.
Satya, el principio de la veracidad, es un valor atemporal y universal que trasciende las fronteras religiosas y culturales.
No es solo una guía para la vida ética, sino también un camino hacia la iluminación espiritual.
Ahimsa, el principio de no violencia, es una piedra angular de la filosofía hindú y un valor universal que trasciende las fronteras culturales y religiosas.
Enseña que toda la vida es sagrada e interconectada, y que la verdadera paz y felicidad provienen de vivir en armonía con los demás y el mundo natural.
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